Más de veinte años llevaba Trevor Nunn sin dirigir una película, desde Noche de reyes (Twelfth night, 1996), centrado más en su faceta de productor y director de teatro. Para su vuelta a elegido La espía roja, basada en la novela Red Joan escrita por Jennie Rooney e inspirada libremente en la vida real de Melita Norwood, una funcionaria británica que proporcionó secretos de estado a la KGB. La película tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto de 2018 y tuvo un paso discreto por las salas.
Año 2000, unos agentes del MI5 visitan a Joan Stanley, una encantadora octogenaria, acusándola de haber proporcionado en el pasado información clasificada a la Rusia comunista. Durante el interrogatorio, Joan recordará el año 1938 cuando estudiaba física en la Universidad de Cambridge y se enamoró de Leo Galich, un joven comunista. Durante la Segunda Guerra Mundial, Joan trabajaba para el gobierno en un proyecto secreto de investigación nuclear, Leo volvió a contactar con ella para pedirle que le informara sobre su trabajo con bombas nucleares. Joan estaba convencida que el mundo estaba al borde de una guerra nuclear y creía que si los rusos también disponían de sus propias bombas nucleares, las fuerzas estarían igualadas y, así, se evitaría una catástrofe mundial.
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