De nuevo, una adaptación de una novela de Agatha Christie llega a los cines. Esta vez, lo vuelve a intentar Kenneth Branagh, dirigiendo y encarnando a Hercules Poirot, como ya hizo en Asesinato en el Orient Express (2017). Esta vez, durante un viaje en crucero por el Nilo con motivo de una luna de miel, Poirot deberá investigar el misterioso asesinato de una joven heredera, Linnet Ridgeway (Gal Gadot), recientemente casada.
Este crucero se realiza por Egipto, creando un paisaje único de bellísima factura. No solo eso, también la manera de rodar; cada plano está perfectamente encuadrado, el montaje intercala picados y contrapicados de una forma muy dinámica. Cada tiro de cámara está calculado a la perfección, con un reparto de los elementos que produce un placer visual muy intenso, todo ello envuelto en las tonalidades perfectas.
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