El niño con el pijama de rayas («The boy in the striped pyjamas», 2008)

El niño con el pijama de rayas es la adaptación cinematográfica de la novela homónima del irlandés John Boyne de 2006, que en 2007 y 2008 fue el libro más vendido del año en España. Nos muestra la tierna visión de un niño de ocho años del holocausto nazi. La película fue presentada en la 56ª edición del Festival de Cine de San Sebastián en septiembre de 2008.

Bruno vive feliz en Berlín con sus padres y su hermana, jugando en la calle con sus amigos y sin mayores preocupaciones. Cuando su padre es ascendido a Comandante le asignan un nuevo destino y toda la familia se traslada a Auschwitz. A Bruno no le gusta nada la nueva casa, está aislada, no hay vecinos, ni nadie con quien poder jugar, ya que su hermana Gretel está más interesada en los jóvenes oficiales al mando de su padre, además le prohíben jugar en el jardín trasero. Pero un día Bruno decide salir a explorar que hay más allá del jardín trasero y después de mucho andar llega a una valla de alambre de espino donde ve a un niño al otro lado, Shmuel, con el que comienza a hablar. Bruno se escapa todos los días para hablar y jugar con el niño, que le espera siempre al otro lado de la valla. Un día Shmuel le cuenta que está triste pues su padre ha desaparecido y Bruno no duda en cruzar la alambrada para ayudarle a encontrar a su padre…

El último tren a Auschwitz («Der letzte Zug», 2006)

Ayer vimos “El último tren a Auschwitz”, película que nos recomendó mi hermana. Hablando sobre ella el otro día, comentamos que no encontrábamos tiempo para verla nunca, ya que no teníamos normalmente el cuerpo para dramones, a lo que me contesto que no era un drama, sino una comedia, en la que los propios judíos organizan un tren disfrazados de nazis para llevarse a todo el pueblo simulando que van a un campo de concentración y en realidad escaparse.

Así informados, para aliviar la depresión dominical de tener que trabajar al día siguiente, procedimos a verla. Cuando empezaron a morir bebés y a hacinarse los cadáveres en el vagón mientras los judíos bebían orines para no morir de sed, empezamos a sospechar que: a) mi hermana tiene un sentido del humor muy retorcido o b) se había confundido de película.