Una noche fuera de control («Rough night», 2017)

Lucia Aniello es conocida en Estados Unidos por escribir y dirigir episodios de la serie Broad City, en Comedy Central. Su primer largometraje es Una noche fuera de control, una comedia negra protagonizada por mujeres, cuyo guion ha escrito en colaboración con el actor y escritor Paul W. Downs, que además de ser su novio en la vida real, es el novio de la protagonista de la película. En su primer fin de semana de exhibición en EE.UU. la película quedó en séptimo lugar, lo que no ha impedido que recaude 46,3 millones de dólares en todo el mundo.

Jess está a punto de casarse con su prometido Peter por lo que Alice, su mejor amiga de la universidad, organiza un viaje a Miami para celebrar su despedida de soltera a la que también están invitadas Frankie, Blair y Pippa, una amiga que hizo Jess cuando pasó un semestre en Australia. La fiesta se complica cuando Alice mata accidentalmente a un stripper que habían contratado. Deciden que lo mejor es no avisar a la policía y ocultar el cuerpo, pero deshacerse del cadáver no resulta una tarea tan fácil como puede parecer.

El hombre más enfadado de Brooklyn («The angriest man in Brooklyn», 2014)

El hombre más enfadado de Brooklyn es el remake de una película franco-israelí titulada Mar Baum (Los 92 minutos del Sr. Baum), dirigida en 1997 por Assi Dayan. Pero también es la última película protagonizada por el genial Robin Williams, a quien esta vez acompañan la bella Mila Kunis (Ted, El destino de Júpiter) y el gran Peter Dinklage (Juego de tronos). La cinta se presentó fuera de competición en la última edición de la Seminci, donde se pudo ver en la Sección Oficial.

Henry Altmann (Robin Williams) no tiene un buen día, llega tarde a una cita médica, está en un atasco y su coche es embestido por un taxi cuando se abre el semáforo. Una vez en el hospital de Brooklyn, su médico no está y es atendido por la doctora Sharon Gill (Mila Kunis) que tampoco está en su mejor momento, la doctora ve en las pruebas que Henry tiene un aneurisma cerebral y su pronóstico no es bueno. Sharon intenta evitar responder las preguntas del señor Altmann, cuyo enfado va en aumento mientras grita, insulta e intimida a la doctora que sin pensárselo le responde que le quedan 90 minutos de vida. Consciente de su error, de que puede perder su licencia y que el paciente podría caer muerto en cualquier momento, la doctora Gill decide ir en su búsqueda por las calles de Brooklyn.