Hay secuelas que resultan inevitables, nos guste o no la industria cinematográfica es eso, una industria y no puede dejar pasar la ocasión de rentabilizar un producto como Ocho apellidos vascos que tantas alegrías les dio en 2014. Ocho apellidos catalanes se estrenó en noviembre y tras su tercera semana ya era la película española más taquillera de 2015, la recaudación de su primer fin de semana la coloca como el mejor estreno del año, superando Cincuenta sombras de Grey (que bien hizo eOne Films Spain retrasando una semana el estreno de Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 2), bueno todo esto hasta que llegó el episodio VII de Star Wars, claro.
La secuela vuelve a centrarse en Amaya y Rafa, en este tiempo que no hemos sabido de ellos resulta que han roto, bueno en concreto fue Rafa quien rompió por miedo al compromiso y han continuado cada uno por su lado. Amaya ha conocido a un chico catalán llamado Pau, un artista algo hipster de una rica familia gerundense, con el que se va a casar. Pero su padre no está nada de acuerdo con la boda, así que va a Sevilla a buscar a Rafa para que le ayude a impedir que la boda se celebre. Rafa continúa enamorado de Amaya así que acepta sin dudar y los dos se presentan en la masía de la familia de Pau dispuestos a impedir la boda…
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