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Pena de muerte

8 diciembre 2009

La pena de muerte consiste en la ejecución de un condenado por parte del Estado. Dicha pena  ha sido utilizada por casi todas las sociedades en algún momento de su historia como método disuasorio –evidentemente, disuasorio  para otros- o como castigo. Con el paso del tiempo, muchas sociedades la han abolido de su código penal, principalmente las sociedades democráticas, siendo sustituida por otras condenas de prisión por determinado tiempo. La pena de muerte ha sido abolida de toda Europa con la excepción de Bielorrusia, donde se ejecuta con un tiro en la nuca y los familiares no son informados de dónde se encuentra el cadáver. También se ha abolido de la mayor parte de Oceanía, casi toda Sudamérica –en Brasil permanece en periodos de guerra-, Canadá, México, algunos países africanos y asiáticos. Sesenta países aún mantienen y aplican la pena de muerte.

Las ejecuciones llevadas a cabo en 2008, según fuentes de Amnistía Internacional,  fueron, al menos:

República Popular de China: 1718.

Irán: 346.

Arabia Saudí: 102.

Estados Unidos: 37.

Paquistán: 36.

Iraq: 34.

Vietnam, Afganistán, Corea del norte, Japón, Yemen, Indonesia, Libia, Bangladesh, Bielorrusia, Egipto, Malasia, Mongolia, Sudán, Siria, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Botswana y Singapur: menos de 20.

Horca.

En cuanto a China, no se sabe la cifra exacta porque las autoridades se niegan a hacer públicos los datos. Además, los condenados no tienen derecho a abogado, no se mantiene la presunción de inocencia y las confesiones son arrancadas mediante tortura.

En los siguientes países se condena con pena de muerte la homosexualidad: Mauritania, Nigeria, Sudán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Pakistán, Yemen e Iraq –un joven de 14 años fue ejecutado por la policía. Entraron en su casa, le acusaron de corromper y escandalizar a la sociedad y le dispararon en la cabeza, sin juicio. Su crimen fue mantener sexo con hombres-.

En los siguientes países se condena con la muerte la apostasía –renunciar a la religión-: Mauritania, Sudán, Afganistán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Qatar y Yemen, todos ellos musulmanes.

Otros delitos que se condenan con la muerte en algunos países son: República Centroafricana, la charlatanería y la brujería. Arabia Saudí, la brujería. China, la bigamia. Emiratos Árabes Unidos, la contaminación ambiental. Tailandia, el soborno. Vietnam, la malversación y el fraude. Yemen, el adulterio. Pakistán, la blasfemia y arrancar la ropa a una mujer en público. En China  es también delito que se condena con la muerte: malversación, violación de un niño, fraude, ataque con explosivos, tráfico de personas, piratería, robo, corrupción, incendio provocado, asesinato, poner en peligro la seguridad nacional, terrorismo, bigamia, robo de combustible, aceptar un soborno, evasión tributaria, robo de tarjetas de crédito, espionaje informático, conducir en estado de embriaguez si se provoca un accidente, fraude de tipo fiscal, espionaje. Estos son algunos de entre los 90 delitos castigados con la muerte en China. Por eso es muy importante informarse bien antes de visitar un país del que desconocemos las leyes, no nos pase como a Richard Gere en la película “El laberinto Rojo”.

Silla eléctrica.

En los siguientes países se condena a muerte a menores de 18 años: Bangladesh, Irán, Iraq, Nigeria y Arabia Saudí.

En cuanto a los métodos utilizados, son diversos en los diferentes países: decapitación (A. Saudí e Irán), crucifixión (A. Saudí), ahorcamiento (Bandladesh, Botswana, Egipto, Irán, Iraq, Japón, Malasia, Pakistán, Singapur y Sudán), inyección letal (China y EEUU), disparo (Afganistán, Bielorrusia, China, Indonesia, Irán, Mongolia y Vietnam) y lapidación (Irán).

De las tres religiones monoteístas, sólo el Islam permite la pena de muerte. Aunque el Judaísmo  en principio aprueba la pena de muerte, las pruebas acusatorias que se necesitan son tantas que las hacen imposibles en la práctica. En el año 30, el Sanedrín la prohibió, ese castigo se reserva a Dios. Maimonides dijo: “Es preferible soltar a cien culpables que  condenar a un inocente”. El Cristianismo condena la pena de muerte, aunque a lo largo de la historia han variado sus posturas. La iglesia contemporánea rechaza toda forma de ejecución. El propio fundador del Cristianismo fue ejecutado  mediante crucifixión, convirtiendo este método en el símbolo de esa nueva religión. En cuanto al Islam, La Sharia o ley islámica permite la pena de muerte. El Corán prescribe la pena de muerte para delitos como robo, adulterio, apostasía, pero no para el homicidio – ¿será menos grave que los anteriores?-, por tratarse de un delito civil, no religioso. En este caso, defiende que la pena de muerte es aceptable, pero los parientes de la víctima tienen derecho a perdonar al acusado o exigirle un pago compensatorio.

Inyección letal.

La pena de muerte ha suscitado siempre un gran debate entre los que están a favor y en contra. Éstos últimos lo están por varios motivos. En primer lugar, creen que no es un buen método disuasorio, al menos no más que la cadena perpetua, y representa un ataque a los derechos humanos. A lo que hay que añadir el horror de cometer una equivocación que llevaría a la muerte a un inocente por un error judicial. Los defensores creen que es el único método de acabar con el crimen, y que un asesino jamás se rehabilitará para reinsertarse en la sociedad. Es difícil  saber quién lleva razón. Cuando se comete un error y se ejecuta a alguien inocente –a veces se demuestra la inocencia cuando ya no hay solución- la población se vuelca hacia la prohibición de la pena de muerte. Cuando alguien comete un crimen atroz, sin lugar a dudas sobre su realización, se oyen más voces pidiendo la pena de muerte. Lo cierto es que el debate hay que abrirlo en un ambiente de calma, no llevados por la emoción en ninguno de los dos casos.

Pasemos ahora a ver la repercusión de tan apasionado tema en el cine.

SENDEROS DE GLORIA

Coronel Dax en la trinchera junto a sus hombres.

Primera Guerra Mundial. Un regimiento francés recibe la orden de tomar una colina en manos de los alemanes. La toma es imposible pero, aún así, les obligan a intentarlo. Este ataque suicida para tomar la Colina del Hormiguero es un hecho real, sucedido en la batalla de Verdún. Murieron más de 300.000 soldados. Apenas pueden salir de las trincheras debido a la intensidad del fuego enemigo. Los mandos franceses ordenan disparar sobre sus propios hombres para obligarles a abandonar el refugio. El general que lo ha ordenado, lleno de rabia ordena someter a un consejo de guerra por cobardía a tres de los soldados, elegidos al azar por sus superiores. Se enfrentan a la pena de muerte, ese es el castigo por actuar con cobardía ante el enemigo en tiempos de guerra. La única prueba que admite el general para demostrar la valentía hubiera sido sus cadáveres en el fondo de la trinchera. Ejerce la defensa el Coronel  Dax, del regimiento, interpretado por Kirk Douglas.

Drama antibelicista, basada en la novela homónima de Humphrey Cobb,  que pone de manifiesto lo injusto que es el ejército y su jerarquía. Aún a sabiendas de que es un suicidio, hay que cumplir las órdenes. Los personajes están muy nítidamente definidos. Los generales hacen la guerra desde fuera, por eso no les importa llevar a cabo una empresa que costará muchas vidas para nada. Los generales saben que es imposible conseguirlo, pero aún así lo ordenan. “Que bien han muerto sus hombres”. Kirk Douglas tiene cara de indignación los casi noventa minutos que dura la película, asqueado de los militares –pero él es coronel, ¿no se había dado cuenta hasta ahora?-. Stanley Kubrick dirige esta película dura, con escenas tremendas dentro de las trincheras que provocan indignación cuando, a continuación, vemos a los generales en una fiesta, con baile incluido.

Fusilamiento de los «cobardes».

La película tuvo serios problemas para encontrar financiación. Varias productoras de Hollywood se negaron a dar su dinero por ser una película tan incómoda. Muestra crudamente cómo la jerarquía militar no duda en sacrificar cuantos hombres fuera necesario para satisfacer sus ansias de gloria. Kirk Douglas consiguió la participación de la United Artists y por fin se pudo rodar; pero en Alemania, porque el presupuesto concedido era demasiado bajo para hacerlo en Estados Unidos -Francia, por supuesto, se negó a que se rodara en su territorio-. Se estrenó sin problema en Estados Unidos, pero la cosa cambió cuando llegó a Europa. Francia se negó a que se proyectara en suelo francés o belga, por los excombatientes -dijeron-, y hubo que hacer un pequeño arreglo: Insertar La Marsellesa al inicio de la película. Pedían poco y se lo concedieron. Se pensó en cambiar el final para que fuera un éxito de taquilla, pero se optó por no cambiar el desenlace de la novela. Tardó casi veinte años en poder estrenarse en Francia. En España no se estrenó hasta 1986, debido a la censura del régimen de Franco. Este ambiente enrarecido y oscuro dificultó que se llevara algún Oscar, aunque algunos la consideran la mejor película de Kubrick. Kirk Douglas dijo de ella: “Hay películas que siempre serán buenas, incluso dentro de muchos años. No tengo que esperar 50 años para saberlo. Lo sé ahora”. Winston Churchill dijo que la película mostraba claramente el mal funcionamiento, a veces, de la mente militar. El poeta Thomas Gray, en su obra Elegía sobre un cementerio de aldea,  escribió: “Los caminos de gloria no conducen sino a la tumba”. Esta frase da título a la obra.

Título original: Paths of glory.

Dirección: Stanley Kubrick.

Intérpretes: Kirk Douglas, Adolph Menjou y George Macready.

Año: 1957.

PENA DE MUERTE

El condenado es ayudado espiritualmente por la hermana Helen.

Debo reconocer que esperaba ver una película que atacara ferozmente la pena de muerte y resulta que no. Mi error se debía a que la película la dirige y es autor del guión Tim Robbins y la protagoniza Susan Sarandon, pareja que se ha significado por su oposición a tal condena. Un hombre ha sido condenado a muerte por el asesinato de una pareja de adolescentes, previa violación y acuchillamiento de la chica. En ningún momento se presenta al condenado como víctima de la sociedad, sino como un asesino cruel y sin ningún motivo para hacer lo que hizo, ni siquiera tiene una familia que le odia. Le asiste en sus últimos días una monja que hace las veces de director espiritual. Lo que persigue es la salvación de su alma, de hecho, ella reconoce que no quiere que le maten, pero tampoco que sea declarado inocente, “no quiero encontrármelo por la calle”, lo que quiere es que se conmute la pena por cadena perpetua. Es particularmente dura la escena en la que ella se enfrenta a los padres de los muchachos asesinados, que le echan en cara que consuele al asesino y no a las verdaderas víctimas, que son ellos.

Ésta es la segunda película que dirige Tim Robbins –“Ciudadano Bob Roberts” fue la primera- y, para mí, la mejor de todas. De nuevo nos encontramos ante una historia basada en hechos reales. El verdadero autor de los crímenes fue ejecutado en la silla eléctrica, pero cuando se rodó la película, ya no se ejecutaba por ese método sino con inyección letal. En la película decidieron utilizar la inyección para no dar la sensación de inhumanidad. Es una película de sentimientos. La monja se encuentra en una encrucijada y no sabe cómo salir de ella. Por una parte, siente la necesidad de ayudar al condenado, pero no puede dejar de sentirse horrorizada por lo que hizo y siente una profunda pena por los padres de los chicos. Susan Sarandon realiza una muy buena interpretación que le valió el único Oscar de su carrera –a pesar de haber estado nominada en cinco ocasiones-. Sean Penn y Tim Robbins –como actor y director- obtuvieron sendas nominaciones. El padre de Tim Robbins aparece en un pequeño papel, lo ha hecho en varias de sus películas. El título original de la película es una frase utilizada por los guardias de prisiones cuando escoltan al reo a su ejecución. El tema musical principal es de Bruce Springsteen.

Sólo queda esperar la llamada del gobernador.

Título original: Dead man walking

Dirección: Tim Robbins.

Intérpretes: Susan Sarandon y Sean Penn.

Año: 1995.

Oscar: 1 premio. Susan Sarandon (mejor actriz) y 3 nominaciones.

A SANGRE FRÍA

Los asesinos en casa de las víctimas.

Perry Smith es un joven que acaba de salir de la cárcel, donde le han dado un chivatazo. En casa de un rico granjero hay mucho dinero. Para cometer el atraco, cuenta con Dick Hickock, otro joven que acaba de salir de un psiquiátrico. Semejante pareja no augura nada bueno. El problema es que este granjero no es tan rico y el chivatazo era una equivocación. La familia atracada no tiene dinero. Los dos jóvenes intentan sacar la información deseada pero, en vista de que no hay nada, deciden asesinar a toda la familia. Así comienza este tremendo drama basado en hechos reales, que noveló Truman Capote. Conocía los hechos de primera mano pues visitó en el corredor de la muerte a Smith, que le contó toda la historia; al menos, su versión. Al igual que la novela, la película es muy dura y violenta, en actos y en vocabulario. En aquella época, es difícil encontrar una película de Estados Unidos tan llena de palabras soeces. Los criminales son especialmente crueles, se trata de dos auténticos psicópatas que, de no haber sido detenidos, hubieran sembrado de terror el país.

Para que las escenas fueran más auténticas, el director, Richard Brooks filmó varias escenas en sus lugares originales: en la casa de los asesinatos, las fotos de la familia en la habitación, la horca de la penitenciaría (aunque el verdugo era un actor), los ojos de los asesinos en el cartel de la película son de los verdaderos. Hay un efecto en la película que dicen que fue casual: el asesino está en el corredor de la muerte hablando con Capote y se ve su cara a través de la ventana. Está lloviendo y las gotas que resbalan por la ventana, en su rostro reflejado, parecen lágrimas. Parece ser que no estaba preparado pero el director pensó que quedaba muy bien. En una escena, los dos asesinos hacen referencia a la película «El tesoro de Sierra Madre». Hay gente que piensa que es un guiño ya que el actor que interpreta al asesino, tiene un pequeño papel en esa película, como niño que vende un boleto de lotería a Humphey Bogart, pero Capote afirmó que no fue por eso, sino porque el asesino dijo que ésa era su película favorita. Se pensó en Paul Newman y Steve McQueen para interpretar a los asesinos, pero los dos estaban rodando otras películas.

Llega el momento de pasar miedo ante la muerte.

Las películas Infamous y Capote cuentan también esta historia, aunque centrándose en la investigación de Truman Capote más que en la historia de los asesinatos.

Título original: In cold blood.

Dirección: Richard Brooks.

Intérpretes: Robert Blake, Scott Wilson.

Año: 1967.

Oscar: 4 nominaciones.

EJECUCIÓN INMINENTE

No siempre los testigos son fiables.

Una chica sale de un bar después de haberse tomados unas margaritas. Llueve como el día en que Noé botó su arca. Se maquilla mirándose en el espejo retrovisor. Busca una emisora de radio que le satisfaga. Aumenta la velocidad del coche. Hay muchas curvas, ha habido muchos accidentes en esa carretera. Se me olvidaba, es de noche. ¿Adivinan lo que le ocurre a esta inteligente conductora? ¡Premio!. Esta chica –por desgracia, ya cadáver- es periodista y cubre la noticia de una ejecución en San Quintín. Como por allí pasaba Clint Eastwood, le dan la noticia a él. La ejecución va a ser ese día, a las doce y un minuto de la noche –vamos, ya al día siguiente-. Este periodista acepta el encargo sin mucho entusiasmo, debe hacer una columna de interés humano, pero cuando empieza a indagar, hay cosas que no le cuadran. Cree que el reo es inocente, pero sólo tiene unas horas para demostrarlo y parar la ejecución.

La película se sigue con interés, sobre todo si eres un incondicional de Clint Eastwood, pero es demasiado irreal. Lo que no se ha descubierto en el juicio y tras seis años en el corredor de la muerte, pretende hacerlo él solo, en unas cuantas horas,  al más puro estilo Harry. No parece que vaya a tener demasiado éxito, pero nunca se sabe.

Película interpretada, dirigida y producida por Clint Eastwood. Cuenta en el reparto con James Woods, quizás en el papel más cómico de su carrera. Es el director del periódico, ácido, rápido, cínico, inteligente. Si tengo que elegir un personaje, me quedo con él.  Clint Eastwood ya había dirigido más de veinte películas e interpretado más de sesenta. Es un actor y director consolidado y valorado. No obstante, ésta no es para mí una de sus mejores películas. El guión, basado en la novela de Andrew Klavan, me parece un poco flojo, muy lejos de películas como Million dollar baby, Mystic River, El aventurero de la medianoche, Escalofrío en la noche, o cualquiera de los “Harrys. Eastwood es también el compositor de la canción final de la película –como de muchas de sus películas-, la verdad es que es un artista muy completo, nadie lo hubiera imaginado cuando interpretó Por un puñado de dólares y toda la serie de Spaguetti Western con que inició su carrera –aunque antes había hecho pequeños papeles en otras películas-. En esta película, para que el dramatismo sea mayor, el reo pide a su mujer que acuda a la ejecución, porque quiere ver su cara en el momento de morir, licencia que se permite la película, aunque en California está prohibido que los familiares presencien la ejecución.

Hay que despedirse de la familia.

En definitiva, si alguien no hubiera visto ninguna película de Clint Eastwood –cosa que parece bastante difícil- no es ésta la que yo recomendaría para iniciarse; pero, como ya he dicho al principio, se sigue con cierto interés.

Título original: True Crime.

Dirección: Clint Eastwood.

Intérpretes: Clint Eastwood, James Woods, Isaiah Washington.

Año: 1999.

LA VIDA DE DAVID GALE

El cuerpo del delito.

Esta película es un alegato en contra de la pena de muerte, no sólo porque no solucione el problema de los asesinatos, sino por la posibilidad de ejecutar a un inocente. Kevin Spacey interpreta a David Gale, un profesor universitario y activista contra la pena de muerte. Es acusado –injustamente- de violación. Esta denuncia es muy útil para que luego sea más creíble la acusación de violación y asesinato de una de sus compañeras activistas. Es condenado a muerte. Tres días antes de la ejecución concede una entrevista a una joven periodista –Kate Winslet- y le cuenta su versión, la historia que él quiere contar. Los activistas contra la pena de muerte caen en la injusticia de apiadarse del reo que es ejecutado y jamás de las víctimas de ese reo. Recordemos que, en Estados Unidos –donde se hacen todas estas películas- sólo se condena a muerte a quien ha asesinado a alguien sin ningún atenuante, por ningún otro delito. La activista que resulta más tarde violada y asesinada, llora amargamente cuando es ejecutada una mujer, no llora por la persona a la que asesinó.

(SPOILER. Pretende ser una película de intriga y resulta francamente decepcionante. Es la película más tramposa que se ha hecho desde Diez negritos. En ésta, el asesino es alguien que ya ha muerto. En La vida de David Gale quieren hacernos ver que la justicia comete errores –y es cierto que los comete- pero, sobre todo, si los participantes ponen trampas, y éste es el caso. El grupo de activistas en contra de la pena de muerte quiere que se ejecute a un inocente para mostrar el horror que eso supone, pero llenan la escena del crimen de pistas engañosas, quieren una ejecución. Para rematar este sinsentido, la carrerita que se pega la protagonista para intentar evitar la ejecución. Pretende, en unos pocos minutos, recorrer varios kilómetros –sin ropa deportiva-, llegar a la prisión y convencer a los encargados de la ejecución de que se trata de un error. No puede llamar por teléfono, ni hacer autostop –no creo que a la guapa Kate Winslet le costara mucho que un coche la recogiera-, no, corre y corre y corre mientras pasan los minutos. Pero esta frenética carrera no aporta emoción a una película aburrida. Y todo porque el coche se estropea. La verdad es que esto se ve venir desde el principio de la película. Los coches de alquiler están en perfecto estado, no se estropean. Y si se estropean, vas y lo cambias por otro. De nuevo nos ponen una trampa, pero muy mala. Nos pasamos la película esperando que se estropee definitivamente. Y lo hace en el momento adecuado, cuando todos lo preveíamos.)

Kevin Spacey realiza una buena interpretación –como casi siempre- aunque no se puede decir lo mismo de Kate Winslet, cuya interpretación es bastante mediocre –como casi siempre-. Demasiado sensiblero me parece el personaje de Constance Harraway, interpretado por Laura Linney, muy apartado del que hace en Mystic river, tan mala ella, pero lo prefiero, los papeles de malos son más difíciles de hacer y lucen muchísimo más. Alan Parker dirige de nuevo una película crítica, aunque, como siempre, peca de efectista;  ya lo hizo en El expreso de medianoche; en ese caso, con un resultado algo mejor.

David Gale hablando con la periodista.

Título original: The life of David Gale.

Dirección: Alan Parker.

Intérpretes: Kevin Spacey, Kate Winslet y Laura Linney.

Año: 2003.

¡QUIERO VIVIR!

Empezamos haciendo de todo una fiesta y acabamos…

Barbara Graham –Susan Hayward- es una joven alocada a la que le gusta demasiado la fiesta y vivir siempre al borde de la legalidad –aunque saltándosela constantemente-. A veces asume pequeños delitos que no ha cometido para salvar a algún amigo. Ha cumplido varias pequeñas condenas por tantos otros delitos como dar cheques sin fondos, perjurio y algunas otras faltas. La banda de la que forma parte comete un asesinato y es condenada, junto con otros dos hombres, a morir en la cámara de gas. El personaje de Barbara en ningún momento despierta las simpatías de los espectadores –ni del resto de los personajes-. Es culpable, al menos de tener la cabeza completamente hueca, sin darse cuenta de lo que sus actos pueden acarrearle. Es un personaje antipático con todos los demás, incluso con los que la quieren ayudar.

La película está basada en hechos reales. El periodista que la acompañó hasta el final, Edward S. Montgomery, escribió una serie de artículos contando toda la historia, por lo que recibió el premio Pulitzer. Susan Hayward, aunque estuvo nominada cinco veces a los premios de la academia, sólo lo consiguió con esta película. En el reparto, sólo cabe destacar a Susan Hayward, el resto son actores de series de televisión, no parece una película de gran presupuesto y el resultado es lo que cabía esperar: demasiado lenta y sin la emoción que tiene casi cualquier película de juicios. La dirección, a cargo de Robert Wise, no parece muy acertada.

…pues eso, mira cómo acabamos.

El Oscar que ganó Susan Hayward quizás fue para compensar los otros cuatro a los que estuvo nominada con anterioridad y no consiguió (Una mujer destruida, 1947; Mi loco corazón, 1949; Con una canción en mi corazón, 1952 y Mañana lloraré, 1955). Esta película no consigue enganchar al público. Me parece simplemente, aceptable.

Título original: I want to live!

Dirección: Robert Wise.

Intérpretes: Susan Hayward, Simon Oakland.

Año: 1958.

Óscar: 1 premio Susan Hayward (mejor actriz) y 5 nominaciones.

EL VERDUGO

Los hierros impresionan al principio.

Comedia de Berlanga, tan divertida como triste por el realismo que se respira; la realidad de la España de los años cuarenta, cincuenta e, incluso, sesenta. La miseria que vive gente que no es pobre: el protagonista es un funcionario del Estado, y no mal pagado. La película no es un alegato contra la pena de muerte, sino contra todo un estilo de vida, la negación a resignarse con lo que nos ha tocado. Todos nuestros sueños de infancia o juventud se deshacen ante la realidad.

Amadeo –Pepe Isbert- es un verdugo a punto de jubilarse, a regañadientes –“aún me siento fuerte”-; Carmen, su hija, -Emma Penella-  es una víctima de la sociedad; ningún chico la quiere por ser hija de un verdugo. Completa este grupo José Luis –Nino Manfredi-, un enterrador. Los dos jóvenes deciden unir sus futuros a causa de sus profesiones, mal vistas para el resto de la sociedad. La idea del joven es ir a trabajar a Alemania –tan “de moda” en aquella época-, pero Carmen quiere casarse y no duda en quedarse embarazada para forzar la situación. Al verdugo le han concedido un piso en un barrio nuevo, debido a su condición profesional, pero el drama llega al tener que jubilarse Amadeo. Perderán el piso a no ser que su yerno “herede” la profesión. El pobre José Luis se ve obligado a aceptar esperando que no llegue nunca el momento de tener que “ejercer” –va por la calle apaciguando las posibles peleas, para que nadie llegue “a mayores” y tengan que ser juzgados por asesinato-. Le dice a su suegro: “yo creo que la gente debería morir en su cama” y le contesta el verdugo:”Naturalmente, pero si existe le pena, alguien tiene que aplicarla”. Tras su primer trabajo dice: “no lo volveré a hacer”, a lo que contesta su suegro: “eso mismo dije yo la primera vez”.

¿Quién es el condenado y quién el verdugo?

Nada hay que decir del genial Pepe Isbert, cualquier comentario sería redundante. Para él, actuar es tan natural como para nosotros respirar. Es una pena que no pudiera hacer miles de películas. Emma Penella está bien, sin más comentarios, aceptable. Nino Manfredi, tan italiano como español, es difícil saber cuál es su nacionalidad, -otros italianos no saben disimular esos movimientos de manos y dedos tan propios de su tierra; “ma che cosa fai?”-. En cuanto al director –Luis García Berlanga- , lo mismo que he dicho de Isbert, sobran los comentarios; nadie como él ha sabido reflejar con ironía esa España negra de aquellos años, José Luis Coll haciendo gárgaras en una pila que parece la del agua bendita, los monaguillos quitando las flores de la boda anterior y apagando las velas hasta que el cura casi no puede leer, la Guardia Civil buscando al verdugo en las cuevas del Drach, llamándole en voz baja, el hermano del sastre probándose una sotana y echando una bendición para ver si le tira la sisa. Una tragicomedia de principio a fin. Si quedara alguien que no la haya visto –cosa que dudo- que no pierda un solo minuto.

Título original: El verdugo.

Dirección: Luis García Berlanga.

Intérpretes: José Isbert, Nino Manfredi, Emma Penella, José Luis López Vázquez,  María Luisa Ponte, María Isbert.

Año: 1963.

INCIDENTE EN OX BOW

Dos forasteros que no se atreven a ir a contracorriente.

En un pueblecito del Oeste americano es asesinado un ranchero. El sheriff no está en ese momento y los habitantes deciden tomarse la justicia por su mano. El ayudante del sheriff nombra a todo el grupo ayudantes también, de esa forma, todo parece más legal, aunque no se trata de impartir justicia, sino de un linchamiento. Creen saber quiénes han sido los asesinos y van a ahorcarlos. No es un alegato contra la pena de muerte en sí, sino contra el linchamiento, sin tan siquiera un juicio previo. Algunos no están de acuerdo con colgarlos y así lo hacen ver, pero tampoco hacen nada para evitarlo, les puede la presión del grupo. ¡Tantas veces hemos vivido esta situación…! “Yo no quería, pero ¿qué podía hacer?”. El grupo lo forman: dos casi forasteros que temen ponerse en contra de la gente del pueblo Carter –Henry Fonda-y su colega,  un antiguo soldado confederado que aún viste el uniforme aunque la guerra acabó hace más de veinte años, una mujer de mediana edad más ruda y sádica que todos los vaqueros del Oeste y algún borrico más.

Los condenados se encomiendan a Dios.

Lo que hoy nos parece una locura, en un tiempo estaba casi admitido. Cuando se estaba creando una nación, la justicia no llegaba a todas partes -sobre todo, en una nación tan grande como es Estados Unidos-. El linchamiento, aunque prohibido, era tristemente habitual. En esta película se hace una dura crítica a esta práctica. Extraordinaria película que habla de la rabia, de la injusticia de tomarse la justicia por su mano, del rencor al diferente, al forastero. Estupenda la fotografía en blanco y negro, tremendamente sobria para una película que te mantiene con un nudo en la garganta. El mismo Henry Fonda dijo que era la película que más le gustó de todas las que había hecho, junto con Las uvas de la ira.

Uno de los acusados escribe una carta a su mujer para que Carter se la entregue en el caso de que ocurra lo que se está temiendo; comienza así: «Mi querida esposa: El Sr. Davies te contará lo ocurrido aquí esta noche. Es un hombre bueno y ha hecho todo lo posible por mí. Supongo que hay otros hombres buenos aquí pero no se dan cuenta de lo que están haciendo. Por ellos es por quien siento lástima porque dentro de poco, esto habrá terminado para mí pero ellos tendrán que recordarlo el resto de sus vidas…”

Título original: The Ox-Bow Incident.

Dirección: William A. Wellman.

Intérpretes: Henry Fonda, Dana Andrews, Anthony Quinn.

Año: 1943.

Óscar:  1 Nominación.

Alicia.

15 comentarios

  1. […] La pena de muerte, en la vida real y en el cine […]


  2. Alicia, sencillamente has hecho un post espectacular. Lo envío a Menéame, espero que llegue a la mayor gente posible.

    No he visto la mayoría de las películas que citas, sólo alguna reciente. Intentaré ver el resto, seguro que me aportan mucho.

    Lo dicho Alicia, un post tremendo. Enhorabuena.


  3. Gracias, filósofo. Me alegro de que te haya gustado. Cuesta mucho hablar de un tema que levanta una polémica tan grande entre los que están a favor y en contra.
    «Senderos de gloria», «A sangre fría» e «Incidente en Ox Bow» son las que más me gustan. Por supuesto, además de «El verdugo»; con ese director y ese protagonista, no podría haber salido nada malo.

    Un saludo.


  4. Estoy de acuerdo con El Filósofo Loco: Es un artículo espectacular, que he leído de un tirón y casi sin respirar. Está muy completo. La información general está muy bien, pero sobre todo me ha gustado la selección de películas que has elegido. Hay dos o tres que no he visto, pero tras tu reseña creo que no tengo más remedio que hacerlo.
    Felicidades por tu trabajo.
    Un saludo


  5. Gracias, ascen. Seguro que te gustan. Para mi gusto, la más flojilla es «¡Quiero vivir!». La he elegido por condenar a muerte a una mujer; hay muy pocas películas en las que se condene a muerte a una mujer.


  6. «¡Quiero vivir!» ya la he visto. A mí sí me gustó, sobre todo la escena de su muerte, que me creó una angustia tremenda al pensar lo duro que tiene que ser morir así. Recuerdo que la dijeron que en cuanto empezara a salir el gas aspirara profundamente para morir cuanto antes.
    Me falta por ver «Senderos de gloria», «La vida de David Gale» y no estoy muy segura de haber visto «Incidente en Ox Bow».


  7. Espectacular, Alicia. Me ha recordado a uno que hicisteis sobre películas con temática jurídica que tengo en marcadores. Voy a darle al Rss este, a ver si sale porque no me aclaro mucho. Por cierto, he intentado darle eso del meneo, pero me pone que hay muchos votos anónimos o no sé qué. Supongo que al no estar registrado… aunque estos artículos deberían llegar a más lectores, porque son una recopilación perfecta y muy bien escrita.

    Por cierto, con respecto a Ejecución Inminente, no sé si alguien recuerda el final… ¿cómo lo interpretasteis?

    Saludos.


  8. Hola, KC. Me alegra que te haya gustado mi artículo. La verdad es que he estado muy perezosa y ocupada, porque este artículo estaba casi acabado desde hacía mucho tiempo pero no lo terminaba. Se parece al de los juicios porque está en la misma línea. Mi idea fue hacer una serie lógica del crimen. El primero fue sobre asesinos en serie
    http://cinefiloenmascarado.com/2009/03/21/asesinatos-en-35-mm/

    Continué con los juicios

    http://cinefiloenmascarado.com/2009/04/13/y-nada-mas-que-la-verdad-el-drama-judicial-en-el-cine/

    Después las cárceles

    http://cinefiloenmascarado.com/2009/07/19/carceles-de-pelicula/

    Para terminar con la pena de muerte

    http://cinefiloenmascarado.com/2009/12/08/pena-de-muerte/

    Bueno, puede que el ciclo no haya terminado aquí 😉

    Con respecto a «Ejecucuón inminente» (EL QUE NO HAYA VISTO LA PELÍCULA QUE NO SIGA LEYENDO, POR FAVOR), entiendo que después de la puesta en libertad ya se habían visto y había agradecido enormemente lo hecho por Clint, puesto que se saludan con la mano en la distancia, de no ser así, es para matar al condenado. ¡Hacerle eso a mi Clint! Cualquier persona en su lugar, besaría en suelo que pisa el periodista. No obstante, como digo en el artículo no es de mis preferidas.

    Por si no lo había dicho antes, yo soy una incondicional de Clint Eastwood. No de su época de Spaguetti, que me parecía horrible. Cuando hizo el primer «Harry» pensé: «Bueno, no está mal», fue cuando empezó a dirigir (apareciendo como actor o no) cuando me di cuenta de lo que tenía dentro tan magnífico cineasta: actor, director, productor, compositor de músicas; vamos, más completo, imposible. Aún no he hecho un artículo sobre él porque me da miedo, la responsabilidad es demasiado grande.
    Siento no haberte contestado antes. No sé por qué, había entrado en spam.
    Gracias por tu comentario, siempre tan amable. Un saludo, KC.


  9. Estimada Alicia:

    Ya añoraba yo tus posts. En el caso que nos ocupa, excelso como siempre y magnífico broche de oro a lo que personalmente llamaría «serie Crimen y Castigo». ¿Continuarà? !Me muero de ganas de saber como?
    Personalmente me quedo con Senderos de Gloria (me puso la carne de gallina) y con El Verdugo. La vida de David Gale me decepciono profundamente, además de ser tramposa y efectista (como bien adviertes), su mensaje es confuso (¿para salvar vidas hay que quitar una vida? ¿y si el fragmento de video que se descubre al final se hiciera público?). En fin, mala, mala.
    Opino igual que tu respecto a Eastwood, con los años a mejorado (cual buen vino), pero a mi si que me gustan sus westerns (aunque los primeros no sean muy buenos). ¿Qué opinas de Gran Torino? ¿Y de «Medianoche en el jardín del bien y del mal»? (la segunda aún no la he visto).

    Bueno, un placer leerte, como siempre. Hasta pronto.

    Galo.


  10. Estoy teniendo problemas con una cosa llamada Askimet o así, que se ve que es un filtro antispam. Les he mandado una nota a ver si me pueden ayudar, pero de momento parece que sigo igual.

    Respecto a Eastwood, opino exactamente igual, yo lo tenía como el típico actor de estos «caraduros» -no confundir con caraduras-, y nunca imaginé que pudiera llegar a ser el director que es ahora mismo -entre otras-.

    Saludos.


  11. Gracias por tu apoyo, Galo. «Gran Torino» me parece una película excepcional, «Medianoche…» no me gusta demasiado, pero no está mal. Hay opiniones muy diversas sobre esta película (bueno, qué tontería, como de todo)
    No sé si continuar la serie «Crimen y Castigo» (me ha gustado mucho tu idea). Estoy de aucerdo contigo en que «Senderos de gloria» y «El verdugo» son dos grandísimas películas. Como decía más arriba, me gustó mucho «Incidente en Ox Bow», sobre el linchamiento de un grupo de borricos, «A sangre fría» es una película a la que tengo una estima especial. No sólo a esta película (que creo que es la mejor), también me gustó «Infamous» y «Capote» y, por supuesto, la novela me gustó muchísimo.
    «La vida de David Gale» me parece muy mala, la he elegido porque el argumento es muy adecuado, pero nada más que por eso.
    Espero que Clint no muera nunca (o dentro de muchísimos años) y que no deje de hacer películas; el problema es que el hombre ya está mayor y cada vez va a ser más difícil encontrar una aseguradora para sus futuros rodajes, como le pasó a Billy Wilder. Su última película fue «Buddy, Buddy», en el año 1981. Nadie quiso asegurarle temiendo que muriera a mitad del rodaje y se perdiera mucho dinero. Billy Wilder murió en el 2002, veintiún años después. ¡Cuántas películas nos hemos perdido!
    Es cierto, KC; el pobre Eastwood, cuando hizo guapos, feos, malos y demás familiares, parecía el típico «guaperas cabeza hueca», fuimos injustos echando mano de estereotipos.
    Gracias a los dos y saludos.


  12. Veo que has cumplido finalmente tu promesa. Es una buena selección y estoy bastante de acuerdo con la valoración que haces de todas ellas, excepto quizá en la de Clint Eastwood, que a mí me gustó bastante, y que si la analizas fríamente no hay por dónde agarrarla, pero precisamente a pesar de eso de sigue con interés, y eso es un mérito de cualquier director.

    Está muy bien el título de «Crimen y castigo» para la serie de artículos.

    Hay una película -en realidad, sobre la pena de muerte hay un montón- que yo destacaría también, y que aunque toca el tema de una forma tangencial, tiene la particularidad de que en ella la pena de muerte tiene una utilidad práctica, a parte de la ejecución en sí. Se trata de «Ángeles con caras sucias» de Michael Curtiz del año 38, con James Cagney.

    Sigo devanándome los sesos intentando averiguar de qué forma lógica puedes continuar la serie.


  13. Querida Alicia:

    Pensando en esta serie de artículos, que parece se va a quedar con lo de «Crimen y Castigo» (te voy a pedir royalties por derechos de autor! jeje, es broma), he pensado en una posible continuación…ZOMBIES! No, hoy me he levantado gracioso… ¿qué tal una continuación analizando en profundidad diferentes personajes? Me explicaré:
    Seria fantástico que hicieras un post sobre «Sheriffs de película», ya me imagino: John Wayne en Rio Bravo, Marlon Brando en la Jauría Humana… o policías, atracadores, detectives, femme fatale… lo que se te ocurra. Creeme, realmente me gustaría leer estos artículos de tu «puño y letra»…
    Es solo una sugerencia, pero es que viendo los excelsos resultados de tus entregas anteriores, lo bien documentados y lo bien elegidas que han sido las películas… !estoy ansioso por leer otro de tus artículos»
    Hasta pronto.
    Galo


  14. Menos mal que has aclarado que era una broma con lo de los zombies, estaba a punto de hacerme el hara kiri porque quitando zombies party… 🙂
    La otra idea me ha gustado mucho más, la de analizar personalidades por «profesiones»
    Me encanta que te gusten mis artículos, gracias, eres muy amable.


  15. Querida solo para aclarar las cosas: en el islam , el homicidio también esta penado a muerte, y ahora montones de países lo pusieron en practica (referiendome a países no musulmanes)



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