Evasión o victoria («Victory», 1981)

La película húngara de 1962, Két félido un pokolban, dirigida por Zoltán Fábri y ganadora del premio de la Crítica en el Festival de Cine de Boston de 1962, está inspirada en una historia real, no del todo acreditada, sobre Death Match. Una serie de partidos de fútbol, jugados durante la Segunda Guerra Mundial en Ucrania, como parte de la propaganda soviética, donde el equipo FC Dinamo de Kiev consiguió derrotar a los soldados alemanes.

La película húngara ha tenido, por lo menos, cuatro remakes, con paralelismos más o menos evidentes: Rompehuesos (The longest yard, 1974), Evasión o victoria (Victory, 1981), Jugar duro (Mean machine, 2001) y El clan de los rompehuesos (The longest yard, 2005). Sin embargo, la mayor influencia que podemos ver en Evasión o victoria es La gran evasión (The great escape, 1963) de Steve McQueen.

Cárceles de película

Desde que el hombre vive en sociedad, se ha regido por unas normas de convivencia adoptadas de forma democrática o impuestas por el líder. Como no todo el mundo ha estado dispuesto a respetarlas, ha sido necesario un código que castigue al que las infringe. El castigo debía dar solución al problema, dependiendo de la gravedad de la falta. Al principio no existían las cárceles por motivos evidentes: no es práctico mantener a los fuera de la ley, entendiendo el mantenimiento como el suministro de alimentos, ropa y protección ante los peligros. El que no estuviera dispuesto a convivir en armonía, debía irse de la tribu. La creación de presidios no fue hasta mucho tiempo después. Las cárceles como las conocemos hoy –con muchísimas variaciones- son producto del siglo XIX. En un principio, eran lugares de confinamiento del sospechoso, nada más ser detenido, en espera de que se le aplicara el castigo, para que no se escapara tras el arresto. Después se le sancionaba y podía ser con la muerte, el exilio, castigos físicos, multas, o bien quedar en libertad. Hoy en día, la cárcel, con la pena de privación de libertad, es un castigo en sí.